Depresión Masculina

DEPRESION EN EL HOMBRE??
Introducción

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La depresión es una enfermedad seria que afecta el organismo, el estado de ánimo, la conducta y los sentimientos. Afecta la manera de comer y dormir, la percepción que uno tiene de sí mismo y la manera de pensar. La depresión no es lo mismo que un sentimiento de decaimiento pasajero. No es una señal de debilidad personal ni una afección que puede desaparecer con sólo desearlo.
Los hombres que padecen depresión no mejoran por sí solos. Sin tratamiento, los síntomas pueden durar semanas, meses o años, siendo esto último lo más común.
Sin embargo, con un diagnóstico y tratamiento apropiados, la mayoría de pacientes que sufren de depresión mejoran.
Cualquier persona puede sufrir depresión, sin importar su edad, grupo étnico, nivel socioeconómico o género. Los expertos han descubierto que el doble de mujeres sufre de depresión con respecto a la cantidad de hombres afectados por esta enfermedad. En los Estados Unidos, se calcula que cada año el 12% de mujeres (más de 12 millones de mujeres) y casi el 7% de hombres (más de seis millones de hombres) sufren de depresión.


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¿Es realmente la depresión menos común entre los hombres, o estos no buscan ayuda profesional en forma oportuna?

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El National Institute of Mental Health (NIMH por sus siglas en inglés) realizó un estudio para investigar de qué manera los hombres son capaces de reconocer su propia depresión. En estos grupos los hombres describieron sus propios síntomas depresivos sin darse cuenta de que estaban deprimidos. Particularmente, muchos de ellos no tenían conocimiento de que los síntomas “físicos”, tales como dolor de cabeza (cefalea), problemas digestivos (colitis, por ejemplo) y dolores crónicos, pueden estar asociados con la depresión. Además, expresaron su temor de acudir a un psiquiatra por miedo al estigma social. "Si otros se enteraran", esto podría poner en peligro su trabajo, oportunidades de ascenso u otro tipo de beneficios. Temían que al ser identificados con un diagnóstico de depresión perderían el respeto de sus familiares y amigos o su posición en la sociedad.
Durante los últimos 20 años, la investigación biomédica incluyendo la genética y la de neuroimágen (TAC, RMN, SPECT, PET) han ayudado a que comprendamos mejor ciertos aspectos de la depresión y otros padecimientos mentales. Ahora entendemos mejor el funcionamiento del cerebro, cómo la bioquímica cerebral puede estar alterada y cómo aliviar el malestar que causan los desórdenes afectivos. La tecnología de imágenes cerebrales ahora permite que los expertos observen directamente cómo un tratamiento con fármacos antidepresivos y/o psicoterapia producen cambios en la actividad cerebral. A medida que las investigaciones continúen demostrando que la depresión es real y tratable como el cáncer u otras enfermedades graves y no signo de debilidad personal, más hombres con depresión solicitarán ayuda profesional y de este modo mejorarán su calidad de vida.

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Tipos de depresión

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La depresión tiene varias presentaciones, al igual que otras enfermedades como las cardiovasculares. Este apartado describe tres tipos comunes de depresión. Dentro de estos tipos hay variaciones en el número de síntomas, su severidad, persistencia y cronicidad.
La depresión mayor se manifiesta por una combinación de síntomas que interfieren con la capacidad de trabajar, estudiar, dormir, comer y disfrutar de las actividades que antes eran placenteras (a esto último se le denomina anhedonia). Un episodio depresivo mayor puede ocurrir una sola vez, pero con frecuencia ocurren varios episodios durante el transcurso de la vida. En el caso de la depresión mayor crónica (de años de evolución), es posible que la persona afectada necesite continuar con el tratamiento indefinidamente, inclusive años.
Un tipo "menos severo de depresión", la distimia, se manifiesta con síntomas persistentes, crónicos que no incapacitan seriamente, pero impiden que la persona afectada funcione bien o se sienta bien. Muchas personas con distimia también sufren episodios depresivos mayores en algunas etapas de la vida a esto se le denomina "depresión doble".
Otro tipo de depresión es la que ocurre en el trastorno bipolar. El trastorno bipolar se caracteriza por cambios cíclicos en el estado de ánimo: estados de euforia (manía) y de decaimiento (depresión) severos, a menudo con períodos de estado de ánimo normal entre éstos. Algunas veces los cambios en el estado de ánimo son drásticos y rápidos, pero generalmente son graduales.
Una persona, cuando está en el polo depresivo, puede tener uno o todos los síntomas de depresión. En el polo de manía, la persona puede presentar síntomas de hiperactividad, verborrea (hablar demasiado) y tener mucha energía. La manía generalmente afecta el pensamiento, el juicio y el comportamiento social en maneras que causan problemas graves y vergüenza. Por ejemplo, una persona en la fase de manía puede sentirse entusiasmada, llena de grandes proyectos que pueden incluir desde decisiones de negocio imprudentes hasta romances y relaciones sexuales de alto riesgo. La manía, si no se trata, puede empeorar y convertirse en un estado psicótico (con pérdida del contacto con la realidad).


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Signos y sintomas depresivos:

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Los síntomas que generalmente se presentan en la depresión se desarrollan gradualmente y pueden incluir:
Síntomas Afectivos
• Tristeza.
• Dificultad o incapacidad para disfrutar de situaciones o eventos que habitualmente le despertaban alegría o gozo, con disminución o pérdida de interés hacia los mismos y hacia la vida (anhedonia).
• Disminución o abatimiento del estado de ánimo.
• Falta de voluntad o de energía; apatía (abulia, anergia).
• Desesperanza.
• Melancolía.
• Ansiedad (nerviosismo).
• Sentimientos de culpa.
• Sentimientos de vergüenza y auto desprecio.
• Irritabilidad.
• Intranquilidad.
• Disforia.
Síntomas Cognitivos
• Dificultad para concentrarse.
• Disminución del rendimiento intelectual.
• Incapacidad para afrontar y resolver problemas cotidianos.
• Pesimismo.
• Ideas de minusvalía.
• Auto reproches.
• Indecisiones o dudas exageradas.
• Fallas para hacer un juicio realista sobre si mismo.
• Pensamiento obsesivo.
• Ideas de culpa, vergüenza, pecado, etc.
• En depresiones severas el contenido puede ser delirante.
• Pensamientos autodestructivos.
Síntomas Conductuales
• Aspecto de abatimiento, predominando los músculos flexores y aductores sobre los extensores y abductores.
• Faltas al trabajo o escuela.
• En estudiantes: disminución del rendimiento escolar.
• Pueden coexistir el alcoholismo y las adicciones.
• Tentativas suicidas.
• Retardo psicomotor: inhibición en actividades físicas y en el habla.
• Cuando la ansiedad es importante: inquietud e hiperactividad, pudiendo llegar a la agitación motora.
Síntomas Psicofisiológicos
• Insomnio o hipersomnia. Somnolencia diurna.
• Cambios en el apetito: hiporexia (disminución del apetito) o hiperexia (aumento del apetito).
• Cambios en el peso corporal.
• Disminución de la energía en general: se cansa fácilmente, no resiste las labores habituales (cotidianas).
• Disminución de la libido (disminución del deseo sexual).
• Constipación (estreñimiento).
• Cefalea.
• Mareos.
• Mal aliento (halitosis).
• Molestias somáticas.
• Síntomas físicos dolorosos.
*Es frecuente que el paciente se sienta muy mal por la mañana y mejore mientras transcurre el día

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Signos y síntomas de manía

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• Exaltación anormal o excesiva.
• Irritabilidad inusual.
• Menos necesidad de dormir.
• Ideas de grandiosidad.
• Verborrea.
• Pensamientos acelerados.
• Mayor deseo sexual.
• Energía considerablemente mayor.
• Alteraciones en juicio.
• Comportamiento social inapropiado.


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Presencia de la depresión simultáneamente con otras enfermedades

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La depresión puede presentarse junto con otras enfermedades. En tales casos, es importante diagnosticar y tratar tanto la depresión como los otros padecimientos.
Los expertos han demostrado que los trastornos de ansiedad, que incluyen trastorno de estrés postraumático, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno de pánico, fobia social y trastorno de ansiedad generalizada, se manifiestan frecuentemente junto con la depresión.
La depresión se presenta frecuentemente en personas que sufren de trastorno de estrés postraumático, una enfermedad debilitante que puede ocurrir después de una experiencia grave en la que ocurrió un daño físico considerable o hubo una grave amenaza para la integridad del sujeto que lo padece. Los eventos traumáticos que pueden causar la manifestación del trastorno de estrés postraumático incluyen ataques violentos, tales como violación sexual o robo violento, desastres naturales, accidentes, terrorismo y combate militar.
Los síntomas del trastorno de estrés postraumático incluyen el volver a experimentar el evento traumático a través de recuerdos (flashbacks) con imágenes muy vívidas y pesadillas; aturdimiento emocional; perturbaciones del sueño; irritabilidad; explosiones de cólera; sentimientos intensos de culpa; y evitación de los recuerdos o pensamientos del evento traumático.
En un estudio efectuado por el NIMH, más del 40% de las personas con trastorno de estrés postraumático también tenían depresión cuando se les evaluó uno a cuatro meses después del trauma ocurrido.
El uso de alcohol o drogas (abuso o dependencia) con frecuencia también acompaña a la depresión. Estudios de investigación han revelado que las personas que sufren de alcoholismo tienen un riesgo doble a la de las personas no alcohólicas para sufrir depresión mayor. Además, más de la mitad de las personas que sufren de trastorno bipolar tipo I (depresión severa, con manía severa) recurren también al uso de sustancias, como el alcohol y las drogas.
La depresión se encuentra en mayor proporción en personas que sufren de otras enfermedades graves como las enfermedades cardíacas, derrames cerebrales (accidente cerebro-vascular), cáncer, VIH, diabetes y la enfermedad de Parkinson. Algunas veces los síntomas de la depresión se confunden con los síntomas de estas otras enfermedades. La depresión, cuando se presenta junto con otras enfermedades, puede y debe ser tratada, y en muchos casos tratarla puede favorecer también el proceso de recuperación de las otras enfermedades.

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Causas de la depresión

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Las investigaciones biomédicas del sistema nervioso -genéticas y clínicas- han demostrado de manera contundente que la depresión es una enfermedad del sistema nervioso central.
Las causas exactas siguen siendo motivo de intensa investigación. Las modernas técnicas de neuroimágen revelan que en la depresión, los circuitos neuronales responsables de la regulación del estado de ánimo, los pensamientos, el sueño, el apetito y el comportamiento dejan de funcionar correctamente y que los neurotransmisores —sustancias químicas usadas por las células nerviosas para comunicarse— están "desbalanceados". La investigación genética indica que el riesgo de padecer depresión es el resultado de la influencia de múltiples genes que actúan en combinación con el medio ambiente y otros factores no genéticos. Los estudios referentes al estudio de la química cerebral y de los mecanismos de acción de los medicamentos antidepresivos continúan ampliando nuestro entendimiento sobre los procesos bioquímicos implicados en la depresión. Con frecuencia, una combinación de factores genéticos, cognitivos y ambientales causan la manifestación de un trastorno depresivo. Un evento traumático, la pérdida de un ser querido, una relación personal difícil, un problema financiero o cualquier cambio estresante en el patrón de vida (independientemente de que el cambio sea deseado o no deseado), puede provocar un episodio depresivo en las personas susceptibles.
Los episodios posteriores de depresión pueden ocurrir sin una causa aparente. En algunas familias, los trastornos depresivos parecen manifestarse generación tras generación, sin embargo, también pueden ocurrir en personas que no tienen un historial familiar de estas enfermedades.
Los trastornos depresivos, ya sean heredados o no, están asociados con cambios en las estructuras cerebrales o en la función cerebral, los cuales pueden verse usando las modernas tecnologías de reproducción de imágenes cerebrales.


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Los hombres y la depresión

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Los expertos calculan que cada año por lo menos seis millones de hombres en los Estados Unidos sufren de depresión. Investigaciones y hallazgos clínicos revelan que tanto los hombres como las mujeres pueden desarrollar los síntomas típicos de la depresión. Sin embargo, a menudo los hombres y las mujeres sienten la depresión de manera diferente y pueden enfrentar los síntomas de formas diferentes.
Los hombres generalmente se quejan de fatiga, irritabilidad, pérdida de interés en el trabajo o pasatiempos favoritos y problemas de sueño, y no se quejan tanto de otros síntomas como sentimientos de tristeza, falta de auto estima y culpabilidad excesiva. Algunos expertos cuestionan si la definición estándar de la depresión, y las pruebas de diagnóstico basadas en ésta, representan adecuadamente la enfermedad tal como se presenta en los hombres.
Los hombres tienden a reportar más que las mujeres el abuso de alcohol y drogas (o dependencia) en el transcurso de sus vidas. Sin embargo, existe debate entre los expertos respecto a si el uso de drogas, es un “síntoma” de depresión subyacente en los hombres o es un trastorno que ocurre conjuntamente y se desarrolla con mayor frecuencia en ellos. No obstante, el uso de drogas puede ocultar la depresión, haciendo que sea más difícil reconocerla como una enfermedad separada que necesita tratamiento. En lugar de reconocer sus síntomas, pedir ayuda o solicitar el tratamiento apropiado, los hombres pueden recurrir al alcohol o a las drogas cuando están deprimidos, frustrados, desanimados, enojados, irritados y algunas veces violentamente agresivos.
Algunos hombres enfrentan la depresión dedicándose de manera compulsiva a su trabajo, tratando de ocultar la depresión a sí mismos, la familia y los amigos. Otros hombres pueden responder a la depresión mostrando comportamiento temerario, es decir arriesgándose y poniéndose en situaciones peligrosas.
En los Estados Unidos la muerte por suicidio es cuatro veces más frecuente en hombres que en mujeres, aunque las mujeres tienden a tener más intentos de suicidio que los hombres, cuando se considera el número promedio de intentos por vida.
Además del hecho de que los métodos que usan los hombres para intentar suicidarse son generalmente más letales que los que usan las mujeres, es posible que hayan otros factores que protegen a las mujeres contra la muerte por suicidio.
El suicidio se asocia a la depresión con frecuencia. Por lo tanto, el alarmante índice de suicidio en los hombres puede reflejar el hecho de que los hombres solicitan tratamiento para la depresión con mucha menos frecuencia.
Muchos hombres con depresión no obtienen el diagnóstico y tratamiento adecuados. En muchos casos, dicho tratamiento podría salvarles la vida.
Se necesita hacer más investigaciones para entender todos los aspectos de la depresión en el hombre, incluyendo cómo el hombre responde al estrés y a los sentimientos asociados con la depresión. También es importante saber más acerca de qué hacer para que los hombres con depresión se sientan más cómodos reconociendo estos sentimientos y obtengan la ayuda necesaria.


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La depresión en hombres de edad avanzada


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El hombre enfrenta estrés de diferentes tipos a medida que va envejeciendo. Si ha sido el sustento económico principal de la familia y se ha identificado mucho con su trabajo, puede sentir estrés al retirarse de su profesión. Esta pérdida de una función importante, lleva a una disminución de autoestima, lo cual puede causar depresión. De igual manera, la pérdida de amigos y familiares y la aparición de otros problemas de salud pueden causar depresión. Sin embargo, la mayoría de personas de edad avanzada se sienten satisfechas con su vida y no es “normal” tener depresión.
La depresión es una enfermedad que puede tratarse de manera eficaz, reduciendo de esta manera el sufrimiento innecesario, aumentando las probabilidades de recuperación de otras enfermedades y prolongando la vida productiva.
Es posible que los médicos no-psiquiatras no detecten síntomas depresivos en pacientes de edad avanzada, porque éstos generalmente no quieren hablar de sus sentimientos de desesperanza, tristeza, pérdida de interés en actividades normalmente gratas, o de pena prolongada después de la pérdida de un ser querido quejándose principalmente de síntomas físicos.
Además, puede ser difícil reconocer un trastorno depresivo en pacientes que presentan otras enfermedades, como enfermedades cardíacas, derrames cerebrales o cáncer, las cuales por sí mismas pueden causar síntomas depresivos, o pueden ser tratadas con medicamentos que tienen efectos secundarios parecidos a los síntomas de la depresión.
Si se diagnostica un trastorno depresivo, un tratamiento apropiado con medicamentos y/o psicoterapia puede ayudar a los adultos de edad avanzada a controlar ambas enfermedades aumentando la esperanza y calidad de vida.
El índice de casos de suicidio entre las personas de edad avanzada acentúa la importancia de identificar y tratar la depresión en este grupo de la población. Existe la percepción común de que el índice de suicidio es más alto entre los jóvenes, sin embargo, el índice más alto se encuentra entre adultos de edad avanzada, especialmente hombres de raza blanca. Más del 70% de las víctimas de suicidio de edad avanzada tienen una consulta con su médico familiar o de cabecera en el mes de su muerte, muchos con un trastorno depresivo no detectado. Esto ha llevado a realizar labores de investigación para determinar cómo mejorar la capacidad de los médicos no-psiquiatras para detectar y tratar la depresión en adultos de edad avanzada.
Aproximadamente el 80% de los adultos de edad avanzada que sufren de depresión mejoran cuando reciben tratamiento con medicamentos antidepresivos, psicoterapia o una combinación de ambos. Además, los profesionales de la salud mental han demostrado que una combinación de psicoterapia y medicamentos antidepresivos es altamente eficaz para reducir la recurrencia de episodios de depresión entre adultos de edad avanzada. Está demostrado que la psicoterapia sola prolonga los períodos de buena salud sin depresión y es especialmente útil para pacientes de edad avanzada que no pueden o no desean recibir medicación.
Un mejor reconocimiento y un tratamiento más eficaz de la depresión durante la etapa de edad avanzada harán que esos años sean más placenteros y satisfactorios para la persona que sufre de depresión, sus familiares y las personas encargadas de su atención.


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Suicídio


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Algunas veces la depresión puede causar que las personas deseen ponerse en peligro o incluso matarse. Aunque la mayoría de personas que sufren depresión no mueren por suicidio, tener depresión aumenta el riesgo de suicidio comparado con las personas que no tienen depresión. Si usted está pensando en el suicidio, obtenga ayuda inmediatamente.


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Evaluación diagnóstica y tratamiento


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El primer paso para obtener el tratamiento apropiado para la depresión es someterse a una evaluación minuciosa.
Algunos medicamentos, al igual que algunas enfermedades físicas tales como infecciones virales, problemas de la glándula tiroides o un bajo nivel de testosterona pueden causar los mismos síntomas que la depresión, y el médico psiquiatra debe descartar estas posibilidades mediante un examen, una entrevista, y si lo considera necesario, a través de exámenes de laboratorio.
Si estas posibilidades se descartan como causa de los síntomas depresivos, el médico psiquiatra debe realizar una evaluación psicológica para determinar si se trata de depresión.
Una buena evaluación diagnóstica incluirá un historial completo de los síntomas: cuándo comenzaron, cuánto duraron, cuál fue la severidad, si el paciente los tuvo anteriormente y, en ese caso, si los síntomas fueron tratados y cuál fue el tratamiento administrado. El médico psiquiatra debe preguntar acerca del uso de alcohol y drogas y si el paciente tiene pensamientos de muerte o suicidio. Además el historial debe incluir preguntas acerca de si otros miembros de la familia han sufrido trastornos depresivos y, si fueron tratados, qué tratamiento recibieron y si éstos fueron eficaces. Por último, una evaluación diagnóstica debe incluir un examen del estado mental para determinar si el habla, los patrones de pensamiento o la memoria han sido afectados, como algunas veces sucede en personas que sufren de trastornos depresivos.
El tipo de tratamiento dependerá del diagnóstico, la severidad de los síntomas y la preferencia del paciente. Se ha comprobado que una variedad de tratamientos, incluyendo medicamentos y psicoterapias son eficaces para combatir los trastornos depresivos. En general, los trastornos depresivos severos, especialmente los que son recurrentes, requerirán una combinación de tratamientos para obtener el mejor resultado.


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Fármacos Antidepresivos


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Hay varios tipos de medicamentos para tratar la depresión. Estos incluyen los nuevos medicamentos antidepresivos, principalmente los inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina (ISRS por sus siglas en español) y medicamentos anteriores a éstos como los antidepresivos tricíclicos (ADT) y los inhibidores de la monoaminoxidasa (IMAO por su siglas en español).
Los ISRS, y otros nuevos medicamentos que actúan sobre los neurotransmisores, tales como la serotonina, la dopamina o la noradrenalina, generalmente tienen menos efectos secundarios que los antidepresivos tricíclicos. Algunas veces el psiquiatra probará varios tipos de antidepresivos antes de encontrar el medicamento o la combinación de medicamentos más eficaces para el paciente. Algunas veces la dosis deberá aumentarse para que sea eficaz.
Aunque es posible observar alguna mejoría durante las dos primeras semanas de tratamiento, los medicamentos antidepresivos deben tomarse con regularidad durante tres a cuatro semanas (y en algunos casos hasta 8-12 semanas) antes de que pueda observarse el efecto terapéutico completo. A menudo los pacientes tienen la tentación de suspender los medicamentos demasiado pronto. Quizás se sientan mejor y piensen que ya no necesitan los medicamentos, o pueden pensar que los medicamentos no están ayudando. Es importante continuar tomando el medicamento para que funcione, aunque los efectos secundarios pueden aparecer antes de que se observe la actividad del antidepresivo. Cuando la persona se sienta mejor, es importante que continúe tomando el medicamento cuando menos un año (valorando la ausencia de síntomas -remisión durante el curso de dicho año- y la presencia de factores de estrés importantes cuando se tome la desición de retirar la medicación antidepresiva tras el año de tratamiento), para evitar una recurrencia de la depresión.
Algunos medicamentos deben suspenderse gradualmente para que el organismo se ajuste, y muchos pueden producir síntomas de abstinencia si se suspenden de manera abrupta. Por lo tanto, los medicamentos nunca deben suspenderse sin consultar con su psiquiatra.
En el caso de personas que sufren de trastorno bipolar y los que sufren de depresión mayor crónica o recurrente, los medicamentos pueden necesitarse indefinidamente.
Estudios de investigación indican que para las personas que sufren de trastorno bipolar existe el riesgo de cambiar a manía, o de desarrollar episodios de ciclado rápido, durante el tratamiento con antidepresivos. Por lo tanto, generalmente se requiere el uso de medicamentos para la “estabilización del estado de ánimo”, ya sea solos o en combinación con antidepresivos, para proteger contra este cambio a las personas con trastorno bipolar. Actualmente los medicamentos estabilizadores del estado de ánimo más comúnmente usados son el litio y el valproato.
Los medicamentos para tratar la depresión no son adictivos.
No obstante, como en el caso de cualquier tipo de medicamento recetado por más de unos cuantos días, estos tratamientos deben vigilarse cuidadosamente para determinar si se está administrando la dosis más eficaz. El médico verificará con regularidad la dosis y la eficacia de cada medicamento, generalmente cada mes cuando se tiene un control adecuado de los síntomas.
Nunca se debe combinar medicamentos de ningún tipo, ya sean medicamentos que se venden con receta, sin receta o "prestados", sin consultar con su médico.
Otros profesionales de la salud, tales como dentistas u otros especialistas médicos, que pueden recetar medicamentos deben ser informados de los medicamentos que toma el paciente. Algunos medicamentos, aunque son seguros cuando se toman solos, si se toman con otros pueden causar efectos secundarios graves y peligrosos.
Las bebidas alcohólicas o las drogas deben evitarse, ya que pueden reducir la eficacia de los antidepresivos. Sin embargo, algunas personas que no han tenido problemas de abuso o dependencia del alcohol pueden tener permiso de sus médicos para consumir una pequeña cantidad de alcohol mientras toman uno de los nuevos antidepresivos.
Los fármacos para la ansiedad (medicamentos relacionados a la familia del diacepam) no son antidepresivos. Algunas veces éstos se recetan junto con los antidepresivos, pero no son eficaces para un trastorno depresivo cuando se toman solos.
Los estimulantes, tales como las anfetaminas, el modafinil y el metilfenidato, tampoco son antidepresivos eficaces, pero algunas veces se usan, bajo supervisión médica cuidadosa, en pacientes que sufren depresión.
El litio ha sido por muchos años el tratamiento preferido para el trastorno bipolar, ya que puede ser eficaz para aliviar los cambios del estado de ánimo de esta enfermedad. Su uso debe supervisarse cuidadosamente, ya que la diferencia entre una dosis eficaz y una dosis tóxica es pequeña.
Si una persona tiene enfermedades cardíacas, tiroideas, renales o epilepsia, el litio no puede ser recomendado. Afortunadamente, hay otros medicamentos eficaces para controlar los cambios en el estado de ánimo. Entre estos están el valproato y la carbamazepina. Estos dos medicamentos han ganado amplia aceptación en la práctica clínica, y el valproato ha sido aprobado por la FDA como tratamiento de primera línea para manía aguda.
Otros medicamentos que se usan actualmente son la lamotrigina, el topiramato y la gabapentina. Sin embargo, sus funciones en el tratamiento del trastorno bipolar no se han probado todavía y están en estudio.
La mayoría de personas que sufren del trastorno bipolar toman más de un medicamento incluyendo, junto con litio y/o un estabilizador del estado de ánimo, un medicamento para la agitación, la ansiedad, la depresión o el insomnio. Hallar la mejor combinación posible de estos medicamentos es muy importante para el paciente y requiere supervisión cuidadosa de parte del médico.


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Efectos secundarios

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Antes de empezar a usar un medicamento antidepresivo, pregunte al psiquiatra acerca de los efectos secundarios que usted puede experimentar. En algunas personas los antidepresivos pueden causar efectos secundarios leves y, generalmente, temporales (algunas veces llamados efectos colaterales o adversos). Estos efectos secundarios pueden ser muy molestos, pero no graves. Sin embargo, cualquier efecto secundario o reacción inusual, o que interfiera con el funcionamiento del paciente, debe comunicarse al médico inmediatamente. Los efectos secundarios más comunes de los antidepresivos son: cefalea, náusea, nerviosismo, insomnio e inquietud.


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La psicoterapia


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La psicoterapia, a corto o largo plazo, puede ayudar a los pacientes con depresión. La psicoterapia ayuda a los pacientes a cambiar patrones negativos de pensamiento y comportamiento que contribuyen a la depresión o son resultado de ésta. A través del intercambio verbal con el terapeuta, la psicoterapia ayuda a los pacientes a discernir y resolver problemas relacionados a su depresión. La psicoterapia también ayuda a los pacientes a resolver relaciones personales problemáticas que pueden estar contribuyendo a la depresión o empeorándola. Para muchos pacientes con depresión, especialmente aquellos que sufren depresión moderada a severa, una combinación de medicamentos antidepresivos y psicoterapia es el método de tratamiento preferido.


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Observaciones Importantes


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Los trastornos depresivos hacen que uno se sienta agotado, inútil, impotente y desesperado. Estos pensamientos y sentimientos negativos producen en algunas personas el deseo de "rendirse". Es importante darse cuenta que estos puntos negativos son parte de la depresión y generalmente no reflejan con precisión las circunstancias reales. Los pensamientos negativos desaparecen cuando el tratamiento comienza a surtir efecto.
Mientras tanto:

• Hacer ejercicio moderado, ir al cine o a ver su deporte favorito, o participar en actividades religiosas, sociales o de otro tipo puede ayudar.
• Establecer metas realistas teniendo en cuenta la depresión y asumir una cantidad razonable de responsabilidad.
• Dividir las tareas grandes en varias tareas pequeñas, establecer prioridades y hacer lo que se pueda en la medida que se pueda.
• Tratar de estar con otras personas y confiar en alguien. Generalmente esto es mejor que estar solo y guardar secretos.
• Participar en actividades que pueden hacerlo sentir mejor.
• Esperar que el estado de ánimo mejore gradualmente, no inmediatamente. Para sentirse mejor hay que dejar que pase el tiempo. Generalmente, durante el tratamiento de la depresión, el sueño y el apetito mejoran antes que el estado de ánimo.
• Es aconsejable posponer las decisiones importantes hasta que la depresión haya pasado. Antes de tomar decisiones importantes, como cambiar de trabajo, casarse o divorciarse, converse sobre el tema con otras personas que lo conocen bien y tienen una opinión más objetiva de su situación.
• Las personas raramente salen del estado depresivo con rapidez, pero se sienten un poco mejor cada día.
• Recuerde, los pensamientos positivos reemplazarán a los pensamientos negativos que son parte de la depresión, y éstos desaparecerán a medida que su depresión responda al tratamiento.
• Deje que su familia y amigos lo ayuden.


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Cómo la familia y los amigos pueden ayudar


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Lo más importante que cualquier persona puede hacer por un hombre con depresión es ayudarle a que busque ayuda profesional para obtener una evaluación diagnóstica y tratamiento.
Primero, trate de hablar con él acerca de la depresión, ayúdele a entender que la depresión es una enfermedad común en los hombres y no debe sentirse avergonzado. Quizás ayude el compartir esta información con el paciente. Luego anímelo a consultar con un médico psiquiatra para determinar la causa de sus síntomas y obtener el tratamiento apropiado. Quizás sea necesario que usted haga la cita con el médico y lo acompañe. Una vez que haya comenzado el tratamiento, puede seguir ayudando animándole a que continúe con el tratamiento hasta que los síntomas comiencen a desaparecer (después de varias semanas) o a obtener un tratamiento diferente si no ocurre una mejoría.
Esto también puede incluir el supervisar si toma los medicamentos recetados y/o si asiste a las sesiones de psicoterapia. Anímelo a que sea sincero con el médico acerca del consumo de alcohol, drogas o medicamentos sin receta, y a que siga las indicaciones del médico acerca del uso de estas sustancias mientras toma los medicamentos antidepresivos.
Después está el ofrecer apoyo emocional a la persona deprimida. Esto significa entenderlo, tener paciencia, demostrar afecto y alentarlo. Converse con él y escuche cuidadosamente. No menosprecie sus sentimientos pero señale la realidad y ofrezca esperanza. No ignore los comentarios acerca del suicidio. Informe respecto a ellos al médico psiquiatra de la persona deprimida. Invítelo a salir a caminar, a excursiones, al cine y otras actividades. Insista afectuosamente si su invitación es rechazada. Anímelo a participar en algunas actividades que antes le daban placer, tales como pasatiempos favoritos, deportes, actividades religiosas o culturales, pero no lo presione a que haga muchas cosas demasiado pronto. La persona deprimida necesita diversión y compañía, pero demasiadas demandas pueden aumentar los sentimientos de fracaso. No acuse a la persona deprimida de fingir una enfermedad ni de ociosidad, ni espere que se mejore rápidamente. Con el tiempo, y con tratamiento, la mayoría de las personas mejoran. Tenga eso en cuenta, y continúe asegurándole que con el tiempo y con ayuda él se sentirá mejor.


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Conclusión


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¿Conoce usted un hombre malhumorado, irritable y que no tiene sentido del humor? Quizás bebe en exceso o abusa del alcohol y las drogas. Quizás es física o verbalmente violento con su esposa e hijos. Quizás trabaja todo el tiempo, o busca excitación compulsivamente con comportamientos de alto riesgo. O quizás parece que se aísla, es muy reservado y no se interesa en las personas ni en las actividades que antes disfrutaba. Quizás este hombre es usted.
De ser así, es importante entender que hay una enfermedad del Sistema Nervioso Central llamada depresión que podría causar estos sentimientos y conducta.
Es real: los expertos han desarrollado técnicas que nos permiten verla en el cerebro.
Y es tratable: más del 80% de las personas que sufren de depresión responden a los tratamientos existentes, y continuamente aparecen nuevos tratamientos que ayudan a mucha gente.
Hable con un psiquiatra sobre lo que siente y solicite ayuda.
O quizás este hombre es alguien importante para usted.
Trate de hablar con él, o con alguien que probablemente él escucharía. Ayúdelo a entender que la depresión es una enfermedad común en los hombres y no debe avergonzarse. Anímelo a ver a un médico con el fin de determinar si tiene depresión. Para la mayoría de hombres con depresión, la vida no tiene que ser tan oscura y sin esperanza. La vida ya de por sí es difícil y el tratamiento de la depresión puede liberar recursos esenciales para enfrentar los desafíos de la vida de manera eficaz. Cuando un hombre está deprimido, él no es el único que sufre. Su depresión también ensombrece las vidas de sus familiares, sus amigos, y prácticamente todas las personas cercanas. Lograr que inicie un tratamiento puede repercutir en mayor bienestar y esperanza para todas esas personas. La depresión es una enfermedad verdadera, es tratable y puede manifestarse en los hombres. Hay que tener valor para pedir ayuda, pero el hacerlo puede cambiar las cosas.

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